lunes, 27 de octubre de 2008

El recuerdo de Pamela Sider



Mi primer recuerdo de María era cuando tu mamá me llamó contándome que estaba embarazada. ¡Qué contenta que estaba! Compartimos mucho en ese tiempo, tu mamá y yo, porque no sólo éramos amigas en ese tiempo, sino que a los pocos meses yo también me quedé embarazada. Así que pasó que comparábamos pancitas, qué (¡y cuánto!) comíamos y muchas anécdotas. Hasta naciste con una sorpresa muy grande – ¡no eras varón como habían creído! Y allí en el hospital, les agarraste tan sin palabras que te pusieron simplemente “María”.
Mi hija era quizás tu “primer amiga”, elegido por tu mamá por nuestra amistad y por mi necesidad de tener alguien que cuidara a Jenna, la mía. Así que estuvieron juntas una mañana todas las semanas durante un tiempo. Vos y Jenna compartieron muchos momentos juntos, jugando, creciendo, disfrutando de cumpleaños y meriendas que arreglaban las mamás.
Tu mamá te cuidaba como si fueras un tesoro, un ángel. Y así lo eras. No sé si conozco a otra que se dedicaba con tanta energía y atención a cada detalle de su hija hasta la pasta amasada a mano y bolitas de pescado (caseras, claro) con salsa blanca y muchas otras cosas ricas que ella te hizo siempre. Cuando vos estornudabas, ¡paró el mundo! Me recuerdo haberme dejado pasar una fecha de una vacuna de Jenna y sentirme avergonzada porque tu madre te llevaba hasta el día exacta de tu nacimiento cada mes que te tocaba una.
Pasó un tiempo y nació tu hermana tan linda, Agustina. Y después nació la segunda mía, Daniela. Y Cristina y yo charlábamos y comparábamos y nos reíamos y yo le compartía mis días locas con dos nenas y un marido que trabajaba mucho y ella también a mí. Era un hermoso tiempo, inolvidable y sin par. Era la estación de vida que compartí con tus papis y vos y Agustina.
Y como suele pasar a veces en la vida, cambios y mudanzas nos fueron cambiando y después cuando tuviste sólo 7 años, nosotros nos íbamos a España. Y como es natural, descubrieron muchas otras amigas, colegios, experiencias y fueron creciendo. Pero nunca nos olvidaremos de vos por el papel de “primer amiga”.
Vos y Jenna pudieron verse hace 3 años cuando pudimos visitar en familia a Argentina. ¡Cómo habías cambiado! ¡Qué grande que eras! ¡Qué hermosa e inteligente! Fue raro para Uds. dos encontrarse otra vez después de tantos años y ahora tan “señorita”. Ya no se conocían como antes pero fue un gran encuentro para nosotras. Tu mamá como siempre me contaba de cosas que hacías tan bien y se veía el orgullo en su cara. Nadie nunca se olvida de ningún hijo y menos de una primogénita.
Las nenas son una bendición…..y tus padres lo saben muy bien.
Con muchos recuerdos y cariño,

Pamela Sider

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